Tres años han pasado desde que presenté su primera muestra individual en su pueblo natal: Pozoblanco.
Tres años que para mi han sido un suspiro y que sin embargo para María han supuesto un enorme progreso en su personal investigación artística. Tres años en los que han cambiado las situaciones, los escenarios, los sitios donde ha residido, así como su madurez formal y estética. La figura ha comenzado ha hacerse presente en sus cuadros y ganando importancia respecto al siempre presente paisaje.
María ha mirado siempre a su alrededor con una mirada diferente a muchos de nosotros. Desde pequeña ha querido captar todo e interiorizarlo con un toque personal. Ahora lo ha interiorizado aún más, aunque el fin último de esa mirada interna no sea quedarse dentro o ras del suelo; su destino será lentamente irse levantando en sus "pasos" para alzarse con una visión más madura en sus "miradas urbanas".
Si sigue así, ¿con qué nos sorprenderá en el futuro?
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